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viernes, 10 de junio de 2016

MORNING SUNSHINES! les comparto la nota que hice para Green Vivant y los invito a sumarse al movimiento, feliz viernes!

Virginia Da Cunha 2 min · MORNING SUNSHINES! les comparto la nota que hice para Green Vivant y los invito a sumarse al movimiento, feliz viernes! http://greenvivant.com/2016/06/virginia-da-cunha-bandana/ GreenVivant > Bienestar Virginia Da Cunha: do what you fear! POR FACUNDO BERTRANOU V1V2V3V4V5V6 (1) 1 2 3 4 5 6 Virginia Da Cunha es conocida por su pasado musical, pero hoy su espectro de interés incluye todo un círculo virtuoso entre el deporte, el bienestar y la música. Descúbrela en esta entrevista. En charla con Virginia Da Cunha buscamos conocerla mejor, no sólo en su famoso costado musical y artístico, sino en base a los conceptos que tienen que ver con la actividad física, la buena alimentación, los vínculos, el arte. ¿Cómo te conectás con el surf y su filosofía, el estilo de vida, el deporte y la naturaleza? El surf tiene momentos que son como la vida misma. Saber esperar, remar, fusionarse con la inmensidad. Esperar el momento indicado cuando llega la ola, caerse, volver a empezar. Es como una danza constante, como la vida. Donde el mar es el maestro y es la guía, la energía que te rodea. Al mar siempre lo respeté, es como un árbol con sus raíces a la tierra y sus ramas al cielo, con su profundidad en silencio y la superficie bullosa, luminosa. Siempre representó ese equilibrio que busco en mi vida. En la práctica del surf logro comprenderlo mejor, formar parte de ese equilibrio. Tiene una mezcla -que soy yo- de masculino y femenino, de lo oscuro y lo claro, el yin y el yang. Tengo una parte masculina, adicta a la adrenalina. El mar genera miedo; las caídas, los golpes, cuando sentís que no salís a la superficie, no tenés aire. Es ir a lo desconocido, porque no sabés con qué fuerza va a venir. Por otro lado, tiene momentos de meditación, quietud, de estar sentado. El mar está planchado y voy sólo a remar, me da paz. Sin querer entramos en el tema de la espiritualidad y la meditación. ¿Es parte de eso? Sí. Creo que lo que me atrae de este deporte es que se parece al yoga, donde conectás a tierra pero también con uno mismo, con el cielo. Es súper espiritual. El surf tiene, como el resto de los deportes en general, un momento para conectar con lo concreto, lo físico. En el caso del yoga, estás alejado de todo lo que es la ciudad, las ideas de los demás, estás tan en el momento presente que es inevitable conectar con otra dimensión. En ese sentido, forma gran parte de mi filosofía de vida: la espiritualidad. Mi ley es la natural. Con todos sus ciclos, momentos de silencio, de fertilidad, de tormenta. Trato de estar todo el tiempo en contacto con la naturaleza, para no perder el ritmo que tiene que tener mi vida y así cumplir con su destino. ¿En el yoga encontrás ese contraste también? Al dedicarme al arte, soy muy aérea. Vivo en mi cabeza, en mis ideas, en lo que comunico de acá para allá. Es como la música que está entre todos, en el aire. Y el yoga me baja mucho de revoluciones, relaja más, me hace ser consciente de los movimientos. Tal vez en el surf uno se adapta como puede a la fuerza natural. Interactuar constantemente con algo vivo. Y el yoga es como una estructura interior; uno se deja guiar por alguien y tratás de alinear. ¿Qué tipo de yoga practicás? Ashtanga cuando tengo ganas de energizarme. E Iyengar cuando hago a la noche. Depende si lo hago de día o de noche. Practiqué todo tipo de yoga cuando vivía en Los Ángeles, allá hay yoga fusión. Hoy en día voy a un lugar a practicar, pero también hago sola, como una fusión de todo lo que he aprendido, según mi estado de ánimo. ¿La música es tu eje entre el deporte y la meditación? La música y el deporte creo que son mis ejes. Uno representa el aire y el otro la tierra y el fuego. Entre los dos, tengo los cuatro elementos en armonía. No puedo vivir con uno y sin el otro. La música está constantemente reflejando cómo estoy interiormente, me acompaña cuando voy a entrenar, cuando hago deportes, me da energía. Si quiero relajarme para hacer yoga pongo de fondo música también que me hace estar en ese estado. Es un puente perfecto para lograr la actividad que quiera hacer y llevarla a su máxima expresión. Cuando la música es una profesión, tenés que ocuparte de cosas que no tienen que ver con el disfrute o con el arte, ¿no? Como integrante de Bandana, me tocó empezar a vivir la música primero de una manera en que estaba negociando constantemente con lo que el sistema pedía. Entré en este grupo pop, hice una música que me dieron, tampoco estaba en una etapa de mi vida donde podía crear y saber cuál era mi sonido. Estaba en formación. Con lo cual, era bienvenido, era una escuela para mí. ¿Qué le dirías a alguien que está empezando con un sueño musical? Forjé mi camino sin ninguna garantía ni parámetros después de lo que fue Bandana. No concibo la vida de otra manera. Cuando uno tiene un sueño, es el camino a seguir. Lo que te hace sonreír es por lo que vale la pena pelear. Esperar. Y esa dificultad es lo que va a hacer que valga la pena también. Que uno lo valore, disfrute cuando llegue. Vale la pena ir en contra de un montón de moldes y estructuras. Plantarse, permitirse parar en la vorágine. Y ser fiel a uno mismo. Si en algún momento uno se queda solo por eso, también es parte del proceso y es esencial que te suceda. Uno de mis lemas es do what you fear: entrar en esa zona desconocida de hacer tu propio camino, que no esté hecho, aunque en el fondo esté escrito. Creo que a eso vinimos. Vivir desde esa filosofía, tanto en lo artístico, profesional como en lo espiritual ¿Sentís que tu país te representa? No me siento arraigada a ningún país en especial. Tengo conexión con algunos lugares donde me he sentido muy cómoda, como California. Cumple con todo ese equilibrio que busco: el show business por un lado, pero también una movida orgánica de gente que va caminando descalza con su tabla, vanguardista, todo ese conjunto de cosas llevado a su máximo potencial, porque hasta en lo artístico hay una competencia. No creo en las fronteras ni en las banderas. Sí en las culturas, y aprendo cada vez que viajo, y de cada una según el momento de mi vida. Además del surf, ¿qué otras actividades hacés? Wakeboard, que es en el río. Wakesurf, también. Snowboard, donde me accidenté hace un año y medio y por eso empecé a esquiar. Me quebré cúbito y radio. Ese fue un quiebre literal en mi vida. Literal, y de todo tipo. ¿Anterior al tatuaje? Posterior. El médico me dijo: ‘nunca tardé tanto en operar porque no sabía qué hacer con tu tatuaje’. Siempre tuve un ángel enorme en situaciones donde no sé cómo he sobrevivido. Me gusta la velocidad. Salté y caí sobre el brazo. Cuando la nieve está dura, es pavimento. Aún más si venís rápido y saltás. ¿El tatuaje, un ala, qué representa? Sí, el aire. Mi elemento principal. Once líneas, porque es el número maestro. Comentaste que fue importante limpiar las toxinas después de tanta vorágine. ¿Lo vivís como una práctica específica? Tengo un rechazo natural a las cosas que no hacen bien, que me sacan la energía, me sacan de mi eje. Después, sí, tengo ciertas prácticas de respiración, protección del aura, enraizamiento. Todas cosas que ayudan a protegerme de energías tóxicas. A la par del regreso con Bandana, Virginia está terminando de grabar su disco con vocales en vivo y fusión de canciones con DJ Set. Para saber más de Virginia suscríbete a su canal de youtube Virginia Da Cunha. En el que podrás encontrar videos conducidos por ella sobre deportes extremos, naturaleza, vida sana y música electrónica. Un recorrido de sus experiencias por Latinoamérica.

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